Ese mismo gato que se defendió con uñas y dientes el día que trataste de bañarlo por primera vez, ahora mismo está en el patio de casa, dejando que le caiga encima una buena tromba de agua. Parece mentira que tantos michis vean la ducha calentita como una máquina de tortura y que, sin embargo, no le tengan miedo a una tormenta.
Sabiendo que a nosotros los humanos no nos sienta especialmente bien eso de acabar empapados por la lluvia, es normal que te hagas esta pregunta para tu mascota: ¿Se puede poner enfermo o resfriarse por permanecer bajo la lluvia? Pues sí, sí que puede. En este artículo vamos a extender un poco este tema y vamos a contarte todo lo que debería preocuparte.
Los gatos pueden ponerse enfermos por culpa de la lluvia y las bajas temperaturas

Los gatos son animales que se han adaptado genéticamente a las temperaturas cálidas. El gato doméstico (Felis silvestris catus) proviene de la subespecie Felis silvestris lybica, originaria de la región del Cercano Oriente y el norte de África. Este antepasado salvaje lleva entre 70.000 y 100.000 años adaptándose a ambientes cálidos y secos, por lo que la mayoría de gatos actuales conserva esa preferencia instintiva por el calor.
A excepción de algunas razas modernas, como el Maine Coon, que desarrollan espesos abrigos para climas fríos, la mayoría de nuestros michis sigue prefiriendo echarse al sol antes que salir con lluvia o nieve.
El pelaje felino tiene dos capas precisamente para poder retener el calor. La capa inferior atrapa aire caliente y lo retiene junto a la piel. La capa exterior, con pelo más largo y grueso, sirve para repeler la lluvia y el viento. Podríamos decir que tu gato es algo así como una bolita diseñada para retener su propio calor.
¿Qué sucede cuando un gato se moja?
Nada bueno, desde luego. Cuando los gatos se mojan y exponen a temperaturas frías, rápidamente comienzan a perder calor corporal. Al no poder contar con la protección de su pelaje, entran en hipotermia.
Los gatos normalmente tienen una temperatura corporal que oscila enre los 38 y los 39 ºC (100,5 a 102,5 ºF). La hipotermia se produce cuando la temperatura interna del gato desciende por debajo de los 37,8 ºC.
Síntomas de hipotermia en gatos

Si tu gato se ha quedado fuera durante una tromba de lluvia, debes observarlo cuando regrese a casa. Los principales síntomas de hipotermia en gatos son:
- Piel fría al tacto – La piel del gato pierde su calor natural, volviéndose notablemente fría al tacto. Esto indica una disminución significativa en la circulación sanguínea y la incapacidad del cuerpo para mantener una temperatura corporal normal.
- Temblores corporales – Los temblores son una respuesta fisiológica para generar calor a través del movimiento muscular. En condiciones de frío extremo, el gato tiembla descontroladamente en un intento de aumentar su temperatura corporal.
- Debilidad y problemas de movilidad – La hipotermia puede causar una debilidad generalizada, afectando la capacidad del gato para moverse. Puede observarse que el animal se tambalea, tiene dificultades para caminar o incluso se cae debido a la falta de coordinación muscular.
- Letargo y desorientación – El frío extremo ralentiza las funciones cerebrales y nerviosas, lo que resulta en un estado de letargo. El gato puede parecer somnoliento, lento en sus movimientos y confundido, perdiendo la noción de su entorno.
- Respiración lenta – La hipotermia afecta la capacidad respiratoria, disminuyendo la frecuencia respiratoria. Esto puede llevar a una menor oxigenación de los tejidos, agravando otros síntomas.
- Pulso lento – Un pulso más lento de lo normal es un signo de hipotermia severa. Esto refleja la disminución en el metabolismo y la función cardiaca del gato.
- Extremidades Frías – Las extremidades del gato, como las patas, pueden sentirse especialmente frías al tacto, y en casos graves, pueden presentar signos de congelación.
- Tos y estornudos – Los cambios bruscos de temperatura pueden irritar el sistema respiratorio del gato, provocando tos y estornudos, y posiblemente complicaciones respiratorias más graves.
- Pérdida de Apetito – La hipotermia puede reducir significativamente el interés del gato en la comida y el agua, lo que puede llevar a una deshidratación y desnutrición.
- Desmayos – En casos severos, la hipotermia puede causar desmayos, un signo de que los órganos vitales del gato están sufriendo. En situaciones extremas, puede ocurrir un coma.
- Convulsiones – Las convulsiones pueden ser un signo de daño neurológico grave debido a la baja temperatura corporal, afectando el funcionamiento normal del cerebro.
Como vemos, la hipotermia genera diversos síntomas que nos alertan que debemos actuar rápido para estabilizar al gato y evitar consecuencias fatales. Lo antes posible hay que entrarlo, secarlo y abrigarlo, recurriendo al veterinario si es necesario.
Cómo actuar para frenar la hipotermia en gatos

Si nuestra mascota presenta síntomas de hipotermia, debemos actuar rápido para estabilizarla y evitar complicaciones mayores.
- Lo primero es traer al gato de vuelta a casay secarlo con una toalla, frotando suavemente para restablecer la circulación.
- Luego, hay que abrigar al animal con mantas y disponerlo en un lugar protegido del frío y corrientes de aire.
- Podemos usar almohadillas térmicas o botellas con agua caliente (nunca hirviendo) envueltas en una toalla, para ayudar a recuperar temperatura. Vigilar que no queme al gato.
- Tomar la temperatura rectal cada 10 o 15 minutos para verificar que esté aumentando. Utiliza algún tipo de lubricante para no hacer daño al animal al introducir el termómetro.
- En hipotermias moderadas o graves, requerirá atención veterinaria de urgencia. Es imprescindible llevar al gato a la veterinaria para tratamiento intenso.
Cómo prevenir la hipotermia en gatos

La mejor manera de proteger la salud de nuestros mininos es implementando medidas preventivas para que no se expongan a situaciones de frío y humedad. Lo principal es mantener a los gatos exclusivamente en el interior del hogar cuando hay condiciones climáticas adversas como lluvia, nieve o temperaturas muy bajas. Los gatos que viven solamente puertas adentro suelen tener mayor longevidad al evitar peligros exteriores.
Si a pesar de los cuidados el gato llega mojado, secarlo lo antes posible con secador en aire tibio o frotando suavemente con toalla absorbente. Dentro de casa habilitar un área especialmente cálida, seca y protegida de corrientes de aire para que se guarezca del frío, como una caja mullida. Tener siempre a disposición un cuenco limpio con agua fresca. Cepillar regularmente el pelaje, enfocándose en zonas de pelo largo, para eliminar nudos y redistribuir aceites impermeabilizantes naturales. Cortar bien pelos entre almohadillas evita acumulación de nieve o sal que pueda lesionar.